La consistencia, la mínima credibilidad y la dignidad son lo menos que se puede pedir cuando sé esta deprimido, caminando de rodillas ó tal vez apoyando el mentón sobre el pavimento cálido en el mes de febrero en la ciudad de Santiago o de Calama.
Es la pobredumbre humana la que en ocasiones sale por los poros, o tal vez no, tal vez sólo es honestidad, algo que cae en el centro del cerebro y no para de bailar, y entonces se produce el extraño proceso donde los seres humanos dicen lo que dicen, que no siempre es lo que quieren decir, ni siempre es lo que que están tratando de ocultar, si no algo que viene de otro lugar, que a veces se confunde con el azar (para bien ó para mal). Como sea.
Agencia. Calle. Centro. Semaforo. Caminata. Smog. Calles. Gente. Kioscos. Revistas. Paradero. Plata. Micro. Avanza. Parado. Sueño. Cansancio. Luces. Ventanas. Calle. Casa. Y algo parecido a un pequeño peso queda en la boca del estómago, quién sabe si es hambre o tal vez pena, algunos días dá lo mismo.
jueves, agosto 18, 2005
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