Lo juro, venía inspirado, con algo de rabia o cansancio.
Una mujer tenía los ojos llorosos en el vagón del metro por alguna mugre o por alguna pena. Miré hacia el lado y me sentí molesto, tal vez por ella (por su posible pena y la incomodidad de desatarla frente a un grupo importante de desconocidos agrupados en diez metros cuadrados) o tal vez por mí (por mi egoísta manera de ver el mundo, tan cerrado, preocupado del mundo interno, del problema personal, intimo y superficial que produce la seudo depresión semi constante de la cual cuesta escapar).
En ocasiones miro hacia el lado, pero no hay nada, en algunas otras encuentro alguna mujer con ojos llorosos, o tal vez alguna mujer con sonrisas tranquilas, en las que encontrar respuestas o preguntas, podría ser algo que haga reír a la mujer que esta llorando, algo que haga llorar a la que esta riendo ó algo más que sólo mirar hacia el lado.
miércoles, agosto 31, 2005
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