Entre los documentos encontre la propuesta aceptada con un timbre de color morado que me hizo recordar la portada de una última Rolling Stone (debe ser el tipo de letra).
Creo que en ese momento me paré y observe en el espejo, me puse una camisa verde y colgue la guitarra negra, tenía los ojos un poco caídos como si estuviera pensando en malas noticias, como si afuera estuviera lloviendo con 30 grados de calor, como si lo que algún día dije nunca lo hubiera dicho.
Sentía como un vacio, como si estuvieramos caminando sobre un par de tablas rotas llenas de clavos oxidados e infectados, pensaba en eso cuando los gangsters llamarón a la puerta para ofrecerme una botella de Ginebra añeja con dos cigarros cubanos que lo unico que lograron fué mandarme al piso y hacerme recordar una serie de detalles inutiles, pero inolvidables, pequeños pero deformes, míos, pero tal vez no.
sábado, enero 28, 2006
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