Esto es guerrilla, es silencio, es torpeza alienada de forma azarosa.
Caminaba por las calles de una ciudad que parecía Valparaiso y por esas calles aprovechaba la soledad para leer diarios llenos de análisis políticos e históricos que nunca me iban a servir para nada.
Y como siempre arranqué, de ahí también arranqué.
Sabía que la gente de esas calles no estaba sola, pero confirme que se sentía sola por que
cuando llovía se mataban dos o tres personas o la verdad a veces sólo pensaban hacerlo y lo mas peculiar es que se les ocurría mientras veían televisión de bajo nivel cultural, escuchando ritmos latinos alegres que nada tenían que hacer en medio de ese triste panorama.
El arte es una mierda, pensaba viendo a los artistas que pintaban borrachos y se celebraban sus geniales ideas vanguardistas, y lejanas, y a veces obvias y en medio de eso recordaba la cancha de tierra y la pelota de cuero de los ocho años y el penal que convertí en otro día de lluvía en un barrio de Conchali que ahora debe estar desaparecido, o algo parecido a estar desaparecido como tantos barrios de Santiago que quedaron fuera de las imágenes de progreso que tanto nos refregaron en revistas de diseños coloridos y positivos, con bellas modelos rubias o castañas, o morenas con mucho style, con anorexia nerviosa tan de moda por estos días.
Y cuando estaba solo en la casa me mire al espejo, al espejo del baño que daba al patio donde seguían cayendo las gotas y me sentí mas vacío, menos cuerdo, mas solo, mas triste, con menos pelo, con menos peso, con menos ganas, con algo de sentido, con la luz entrandome por los ojos y cuestionandome mi ridícula forma de ser, mis contradicciones pequeñas y las vitales, preguntandome por el origen de toda esta situación, de toda esta especie de pena, de silencio, de tiempo.
A veces el sol parecía querer entrar por las ventanas o por los ojos para poder creer, o crear o dejar de pensar, pero todo era sueño, todos eran sueño cuando las cosas parecían mejorar, todo era menos concreto.
Yo mejor, o los miedos, no abandonaban ni siquiera en los sueños, seguían vigilando de forma constante, como esperando adormecer expectativas añoradas durante decadas muy decadentes.
domingo, abril 29, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario