A Antonia nunca antes le había sucedido algo así, pero para todo existe un primera vez. El miedo le venía por las tardes y la atrapaba desde los pies, la atrapaba de forma lenta y dolorosa, a veces venía en forma de escala musical con sostenidos, variaciones melódicas que desarticulaban el camino lógico y desencadenaban el desconocimiento, las dudas y al final el miedo.
En Santiago, los veranos aletargados y calurosos no favorecian para nada la llegada de las crisis, la visión nublada, las lagrimas contenidas, las palabras ofensivas que por esos días se le acercaban en forma de avalancha.
Pero ella lo anoto todo, para superarlo o tal vez para dejar testimonio, lo anoto con lapices negros sobre hojas blancas y destacó los pasajes importantes con letras mas grandes y colores mas vivos.
Como sea, cuando se lo conto a algunas personas de confianza, nadie le creyo, ni siquiera él.
Y despues de eso las visitas se hicieron mas frecuentes, ya no eran las noches calurosas, eran los días y las tardes, los momentos mas normales se comenzaron a transformar en la peor de las miserias, el miedo estaba en su vida y lo unico que dejo fueron una larga fila de papeles blancos escritos con letras negras.
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viernes, marzo 02, 2007
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