martes, abril 19, 2005

Rumbo a casa

Rumbo a casa, la micro avanza entre dos murallas de color verde, la derecha es del murallón externo del Regimiento 515 de Infantería del Ejército de Socorro Andino de Chile, y el de la izquierda es el de una remodelación de Avenida Los Polpaicos, que pronto será una carretera de alta velocidad, francamente preciosa.Rumbo a casa, me siento bien al mirar por las ventanas y pensar que mucha gente como yo esta volviendo a casa y añora hablar con alguien de sus proyectos futuros y recibir en respuesta un gesto de buena crianza como un palmetazo en la espalda en el caso de un hombre, o un beso apasionado en el caso de una mujer.Rumbo a casa, el día se comienza a acabar y en época de invierno a esa hora comienza a oscurecer. Además, comúnmente, se me produce un nudo en la garganta de sólo pensar que el tiempo no para y que la mujer sentada al frente tiene un rostro bello y una sonrisa triste.Rumbo a casa, se me olvidan algunas cosas, como la hora y el sueño, las instrucciones y mandatos rígidos que sólo sirven para confirmar que no estamos locos, que todo tiene mucho sentido, que no se vaya a salir de la fila por que usted sabe “el que fue a Melipilla , perdió su silla”.Rumbo a casa, pienso en mi familia, en la 357, y en la señorita Cristina, también en que todo esta muy cerrado en esta micro, que veinti ¿Cuántos?, veinticinco años, que la soledad desespera, que vamos llegando a Longitudinal con Hugo Bravo, esperando que pase algo, que la micro pare y el chofer se ponga a cantar, que las señoras de la primera fila saquen las empanadas y el vino tinto, que los celulares a coro entonen melodías que todos seguirán entusiastamente, que yo saque a bailar a la señorita Cristina que parece que ahora esta mas linda y esboza una sonrísa de alegría (si, de alegría, lo confirmo).

No hay comentarios.: