En un escrito que dura exactamente 3:34 minutos, resumia las últimas penas que no parecían penas, mas bien ese calorcito santiaguino diciembrero mientras el año se acababa otra vez y los transantiago hacían el ruido suficiente para producir una leve molestia en el cuello y desatar una escalada interminable de recuerdos melancolicos que solo un pelotudín podría construir. Nuestro futuro no vendría, así que tendríamos que vaciar ese pisco amargo y correr en busca de una oportunidad poco definida, cruzando calles grises llenas de edificios colorinches construidos sobre estructuras clásicas muy difíciles de demoler.
viernes, diciembre 22, 2006
La mitad de la felicidad
En un escrito que dura exactamente 3:34 minutos, resumia las últimas penas que no parecían penas, mas bien ese calorcito santiaguino diciembrero mientras el año se acababa otra vez y los transantiago hacían el ruido suficiente para producir una leve molestia en el cuello y desatar una escalada interminable de recuerdos melancolicos que solo un pelotudín podría construir. Nuestro futuro no vendría, así que tendríamos que vaciar ese pisco amargo y correr en busca de una oportunidad poco definida, cruzando calles grises llenas de edificios colorinches construidos sobre estructuras clásicas muy difíciles de demoler.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)

No hay comentarios.:
Publicar un comentario