viernes, diciembre 22, 2006

La mitad de la felicidad

En un escrito que dura exactamente 3:34 minutos, resumia las últimas penas que no parecían penas, mas bien ese calorcito santiaguino diciembrero mientras el año se acababa otra vez y los transantiago hacían el ruido suficiente para producir una leve molestia en el cuello y desatar una escalada interminable de recuerdos melancolicos que solo un pelotudín podría construir. Nuestro futuro no vendría, así que tendríamos que vaciar ese pisco amargo y correr en busca de una oportunidad poco definida, cruzando calles grises llenas de edificios colorinches construidos sobre estructuras clásicas muy difíciles de demoler.

No hay comentarios.: