La lluvia primaveral atenua el efecto alérgico de los malditos platanos orientales.
Y bueno, salí corriendo de la oficina con rumbo semi perdido.
Me compre un sobre de maní y me dí cuanta que el sistema no funcionaba.
Las teclas negras no conducían a nada. A nada sano. A nada claro.
Y trate de recordar mis últimos veinte años, pero solo me quedaba una micro.
Un transantiago atestado de esporas de platanos orientales. Malditos. Platanos. Orientales.
sábado, octubre 14, 2006
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