sábado, diciembre 17, 2005

Escrito a mano.

Paula tenía la imperiosa necesidad de ponerse el vestido verde con rayas grises y luego sentarse al lado derecho del bus mientras el sol caía sobre sus pies.

Paula tenía ojos cafés y algunas ideas interesantes respecto al país y a su seudo-democracia, por eso creo que hubiera sido una gran profesora.

Paula vendía pizzas en un local del centro, donde tenía que ponerse detrás del mostrador y vestirse de camisa blanca, gorro y delantal rojos.

Paula se veía mas linda cuando le decías algo y cambiaba de tema sin ninguna explicación.

Paula ya no cree en convencionalismos baratos, ya no fuma y anda en bicicleta. Los sábados en la noche espera sentada al lado de su madre mientras ve programas de TV pensando en cualquier cosa menos en el programa.

A Paula no le gusta su vida. A mi me gusta ella. Yo no sé lo que le gusta a Paula.

Sólo sé que cuando la ciudad cambia de rostro, ella se esconde entre sabanas blancas y algunos papeles llenos de líneas negras y rojas, mientras yo me escondo debajo de otras sabanas y otros papeles similares.

No hay comentarios.: