
Sólo sentí el frio del agua cuando ya había avanzado unos 30 metros y cuando mire hacie al cielo oscuro, Gonzalez cayó al suelo.
Yo estaba en segundo lugar, por eso lo ví de cerca.
Mientras Gonzalez sangraba por la nariz, su esposa lloraba en la tribuna.
Cuando llegué a los 700 metros recien me pude ver los brazos llenos de sangre, que no era agua, por que era sangre.