Camino tres pasos. Abro la puerta negra. La humedad me agobia. Me siento en el suelo, me siento mal, Andrea me mira y se burla, aunque no logro escuchar lo que me esta diciendo sus gestos son elocuentes.
Sin darme cuenta quebré el vaso. Vidrios. Sangre en mis manos. Sangre mía. Sangre de ella. Otro error. Incertidumbre y torpeza se unen para favorecer situaciones descontroladas, pero yo no caigo en descontroles cotidianos, no sucede, ni lo bueno, ni lo malo, ¿me explico?
Todo sucedió por el vaso. Tal vez lo único. Pedazos rompen la piel. La piel mía. La piel de ella. La piel de ambos. Una realidad en la que ayer deje de creer.
Pasos. Corro. Descuelgo. Marco. Hablo. Me entienden. Ok. Mensaje entendido. Ambulancia. El tiempo comienza a tomar forma, se hace corpóreo, espeso. Nunca he sabido que hacer, menos en una situación particular, menos en esta situación.
Andrea. Dime algo. Pulso. Esta viva. ¿Yo estoy vivo?. La sangre brota. Los paños llenos.
Las manos llenas. Podría haber sido un final mas frío, menos emotivo. Estas cosas ya no deberían importar. El problema es el amor.
Olor a hospital. Nubes de color. Sueño. Golpes en la puerta. Vidrios rotos otra vez (ventana). El circulo comienza a cerrarse. Andrea. ¿Estas?. ¿Estoy?.
lunes, septiembre 08, 2003
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